El estadounidense es una de esas figuras que va mucho más allá de la música. Para empezar, su currículum muestra dice que es profesor de Filosofía en la Universidad de Hawaii. Se puede entender así, la polémica que suscitó su última actuación en el Primavera Club, en Madrid. Criticada y alabada a partes iguales y más convertida en una performance que en un concierto. Gritos, saltos, golpes, playback mal interpretado…
Compañero escolar y musical de Ariel Pink, basa su sonido en los ochenta. Sintetizadores, voces reverberadas y ecos que confluyen en un sonido muy tecno-pop.
Puede sonar próximo a Joy Division o si nos trasladamos a la actualidad, por momentos, a Future Islands.
Un pop electrónico, soñador y mágico.
Muy dream.